Inicios en el rugby y formación
Juan era un adolescente de Nervión, estudiante del Instituto Martínez Montañés. Allí, muy pronto descubrió su talento y comenzó a construir su increíble carrera en el rugby, de la mano de otro maestro precursor, Antonio Mejías. Arenas fue medio melé del Sevilla y precoz entrenador. Una lesión en el hombro le obligó a colgar la camiseta con el nueve a la espalda y a centrarse en la tarea de dirigir equipos. Comenzó a estudiar Biología en la Facultad de Ciencias y allí fue el iniciador del Ciencias Club de Rugby en 1972.
Creación y evolución del Ciencias Club de Rugby
Tras varias ligas universitarias y regionales, construyó un equipo de liga nacional que, a la postre, consiguió títulos del máximo nivel español y el respeto y la admiración de todo el orbe rugbístico nacional. Juan sabía acercar a los mejores jugadores a su círculo. De todos lados llegaban buenos jugadores que querían entrenar con él en ese Ciencias que cada temporada agrandaba ‘el enano’.
Visión de futuro: cantera y formación
Con ese talento prodigioso fue pionero en muchas cosas. Era el rugbier completo. Intuyó como pocos que el futuro estaba en la cantera, en la formación de nuevas generaciones. Así, enviaba a sus jugadores del primer equipo a enseñar a niños, a captarlos en los colegios, ponerlos a entrenar donde se pudiera y a enrolarlos en la entidad blanquiazul. Paso a paso: juveniles, cadetes, infantiles…
También tenía una visión especial para darse cuenta de aquellos que tenían las aptitudes y la potencial idoneidad para convertirse en entrenadores. A estos, a quienes les vislumbraba esa madera vocacional, les insistía en la formación, en los cursos, y les hacía comprender que en esa faceta nunca se deja de aprender, avanzar y progresar. Tampoco olvidaba que, para que el rugby progrese, hacen falta buenos árbitros, cada vez mejores, más preparados. En el seno de su club trabajó mucho y bien ambas facetas.
Construcción de una estructura sólida
Juan sabía mejor que nadie que, a medida que un equipo crece, necesita una buena estructura. Tenía un cerebro ovalado. Pensaba en todo lo que se necesitaba para llegar a donde quería llevar a su gente. Sabía encontrar a la persona adecuada para cada tarea y les insuflaba tanta ilusión como asunción de responsabilidades.
Fue amasando en blanco y azul, con los dirigentes más adecuados —Gregorio Borrero, Paco Rodri, Javier Salazar, Antonio Aparicio…—, lo que hoy es ese equipo que empezó a construir en Chapina, adonde llegaba con un dos caballos rojo e instituyó entrenar a la hora de comer. Ya era profesor de Biología en un instituto de secundaria y el horario era el mejor para un equipo de estudiantes y gente que trabajaba de mañana y tarde. Tras entrenar, una cerveza en el Celestino y cada uno a su lío.
Innovador y adelantado a su tiempo
Cuando en toda España lo mejor del rugby que se podía ver era seguir los partidos del Cinco Naciones en blanco y negro en TVE, Arenas ya encargaba libros y los mandaba traducir del inglés y francés para estudiarlos. Y lo que es mejor, para aplicar lo que aprendía de esos afamados autores con sus jugadores sobre el barro de Chapina: renombrar jugadas, adaptarlas, innovar. Y sorprender a todos.
Antes de los grandes éxitos, Juan ya programaba partidos de pretemporada en la portuguesa Évora o contra Gibraltar en un campo de polo en Sotogrande. O llevar de gira a su equipo por Inglaterra, después de años de esfuerzo, entrega y sacrificio, hasta “ascender a la cumbre con gran trabajo”, lema del club tomado de una famosa sevillana de la época, adaptada su letra al equipo que los de la época inicial recuerdan con cariño.
Pionero en profesionalización y expansión
Y siguió con esa clarividencia precursora cuando ideó hacer un cómic para niños, sentado junto a un dibujante, viñeta a viñeta. O como cuando fue el primero en España en traer jugadores de Nueva Zelanda para jugar como profesionales en nuestro país. También para enviar gente con potencial como jugadores y entrenadores a la tierra de los All Blacks para su evolución y progreso. Hizo de Pakuranga una extensión de Sevilla.
Del mismo modo, fue el primero en valorar el potencial del rugby siete en España y, como su primer seleccionador de seven, se llevó al primer equipo nacional a Hong Kong. Mire usted dónde está ahora el equipo nacional de siete.
Su legado y despedida
Este miércoles 14 de mayo la noticia de su marcha ha inundado de pésames, añoranzas y tristeza las redes y los medios, artículos y expresiones de admiración y respeto. Hemos leído mensajes de cientos de clubes de toda España, calificativos sublimes que tan bien definen su alcance en nuestro deporte.
Su sepelio será mañana… 15/05/2025, el nombre que le puso a la sede del club con un azulejo trianero que él mismo diseñó y el nombre de un documental que plasma la historia, determinación y consecuencias del empeño de Juan Antonio Arenas, el rugbier completo.
Artículo de Javier Blázquez

